lunes, 10 de octubre de 2011

Los escépticos: una herramienta de los poderosos

Hay que entender que sucede en este momento en el debate que se libra entre los modelos político-económicos vigentes en el mundo occidental/capitalista, y las herramientas que usa el neoliberalismo en decadencia aferrándose a una realidad que le es adversa.

Sobre este particular acerco algunas líneas que tiene base en un artículo de Emir Sader:

El escepticismo parece un buen refugio en tiempo en que ya se decretó el fin de las utopías, ya que el socialismo habría devenido en tiranía, la política en corrupción, los ideales en intereses, y todo esto atendiendo a que la naturaleza humana es esencialmente mala.

Entonces, resulta más cómodo pensar y decir que no se cree en nada, ya que como profesa el tango  Cambalache “nada es mejor, todo es igual”.

El escepticismo significa tratar de afirmar que ninguna alternativa es posible, ninguna tiene credibilidad; unas por pésimas, otras por inviables. El escepticismo, en la realidad se revela y constituye en cinismo que justifica la inercia, el dejar todo como está.

A partir de esto, se entiende que el escepticismo-cinismo esté al servicio de los poderes dominantes, y que éstos acostumbran a usar a personajes que promueven el desencanto,  dándole espacio y empleo (TN, Clarin, La Nación, la Oposición, etc.).

El discurso en esta línea es que el mundo está cada vez peor, promueven esa visión pesimista, permitiendo que los poderosos sigan dominando, los explotadores sigan explotando, los engañadores sigan engañando.

Sin embargo, por más que digan que todo está peor, basta observar el período reciente para darnos cuenta que las sociedades latinoamericanas – el continente más desigual del mundo – avanzaron mucho superando desigualdades y miseria, aún más en contraste con los países centrales, que giran en falso en torno a políticas que ya se descartaron en estas partes del mundo.
Ser optimista no es desconocer los graves problemas que tiene el mundo, porque vivimos en un sistema centrado en el lucro y no en las necesidades humanas (base del neoliberalismo).

Desconocer las raíces de los problemas es no entender que estamos en un sistema construido históricamente en el que el escepticismo-cinismo resulta en una base de continuidad; pero que puede y que tenemos que superar apuntando a la acción consciente, solidaria de los hombres y mujeres.

A partir de lo anterior, como ya se expuso, tenemos la necesidad de seguir trabajando, avanzando, venciendo la cultura de la no política, del “no me interesa”, “no me meto”, “no me informo, ni opino”,  y hoy tenemos la oportunidad de constituirnos todos y cada uno en “actores” de un destino mejor por eso HAY QUE SEGUIR HACIA DELANTE y NO DAR NI UN PASO ATRÁS.

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